En el siguiente enlace -> La institución dins meu se puede consultar la exposición virtual jugable, plataforma y fuente de recursos, de la 26ª Mostra FemART 2020, en Ca la dona.
A continuación comparto el texto curatorial del equipo FemArt.
“Este año 2020, la Muestra FemArt, dialogando con el trabajo de la artista Andrea Fraser y su “crítica institucional”, propone reflexionar visual y plásticamente alrededor de un término que condensa y, al mismo tiempo, diluye un entramado complejo de discursos y prácticas difíciles de delimitar: la institución artística.
Desde FemArt creemos que es muy problemático entender como sinónimos arte e institución artística. Sabemos que todas las actividades sociales son previas a las instituciones que pretenden acogerlas, englobarlas, rodearlas y refundarlas desde unos intereses determinados, supuestamente “ordenadores”. Dado que la institución no se puede permitir dar cabida a todo el campo que desea instituir, el recurso de reducir el impacto de estos mismos campos sociales define de entrada su cometido: silenciar y controlar lo que puede provocar desorden. La institución pretende fundar, es decir, otorgar fundamento en el campo que, de hecho, coloniza.
Los feminismos sabemos mucho de esta cuestión, pues toda nuestra práctica personal, política y creativa se ha producido siempre “fuera”, resistiendo y persistiendo desde el exilio obligado que las instituciones dominantes han diseñado para nosotras y son también los feminismos los que han desarrollado una crítica más directa, global, transversal y sistemática respecto a los procesos que las legitiman. De alguna manera, coincidimos con Fraser si pensamos que los feminismos ya han transformado, en algunos aspectos, las instituciones artísticas con la realización o visibilización de obras que proyectan luchas y deseos no previstos por las estructuras tradicionales.
Sin embargo, los efectos de la institución artística en el campo del arte atraviesan los muros de los museos, galerías, escuelas, ferias de arte, … y articulan nuestro imaginario colectivo y nuestra realidad social, haciéndonos creer que son una construcción social inevitable de la que es imposible salir. Cuando Andrea Fraser habla de que la institución está dentro de nosotras es porque la entiende como un ámbito de prácticas que nos invade y configura, por lo que parece que no podemos salir de ella.
Nosotras creemos que es un riesgo confundir la institución artística con las prácticas que generan arte. El hecho de que sea el sistema patriarcal-colonial-capitalista hoy quien promueve y asegura la continuidad de las instituciones artísticas, nos debe hacer cuestionar si efectivamente es posible hacer uso de ellas desde dentro, un uso si no revolucionario, rebelde o alternativo.
Toda institución corre el riesgo de confundir a menudo lo que enriquece la sociedad y lo que la enriquece a sí misma, generando una dialéctica perversa entre lo que “quiere” mostrar y lo que excluye o rechaza.
El campo del arte, por fuerza, desborda siempre la institución reclamándole apertura, transformación e insurrección en las prácticas y discursos establecidos. El arte entendido como una práctica social, no permite, paradójicamente ninguna institución que quiera ordenarlo y domesticarlo.
En realidad, el arte vive “fuera de campo” y de manera ob-scena, aunque su visibilidad pretenda ser enfocada desde una institución. De la misma manera que la humanidad sabe que puede vivir fuera de la lógica del capital y sabe que debe terminar con el patriarcado.
Pero la cuestión, para nosotras, para FemArt hoy y aquí, es: ¿Cómo nos atraviesan las instituciones artísticas? ¿Cómo se convierten en la piel que delimita las posibilidades del arte como herramienta transformadora? ¿Cómo la institución artística aún saca una plusvalía de las prácticas artísticas críticas, sin practicarlas? ¿Queremos tener las instituciones artísticas dentro de nosotras, las queremos modificar, transformar? ¿O podemos pensar y habitar ya una especie de espacio otro, un lugar real donde practicar el arte, la imaginación, la crítica y la transformación del mundo, una especie de espacio ex-titucional?
Una institución artística que crece separada de las luchas políticas y de las accionesde los movimientos sociales de base y que incorpora siempre retroactivamente lo que luego le supondrá un beneficio, no puede ser la que defina o articule el campo del arte. Un campo presente desde los orígenes más remotos de la humanidad y que ha generado prácticas e imágenes que hoy todavía nos permiten precisamente poner en cuestión todo lo dado por real.
Ahora, en 2020, todavía estamos aquí: atravesadas por las instituciones, la familia, el patriarcado, la gobernanza, el Estado, la Nación…, pero con la experiencia y la sabiduría de que para existir en mejores condiciones que las actuales, debemos emprender una lucha en la que sean nuestros deseos y objetivos los que atraviesen estas mismas instituciones. La confrontación entre el feminismo y las instituciones tradicionales es conflictiva y más en el terreno de las artes, donde podría parecer casi suicida por parte de las artistas, ya que supone, en muchas ocasiones, una inexistencia.
Pero, precisamente, en estos momentos críticos es cuando mejor podemos observar que son las instituciones las que nos necesitan para sobrevivir. Hemos sido puestas en valor por sus intereses, pero ahora somos nosotras las que estableceremos el valor de las instituciones. Ya no sólo nos necesitan para sobrevivir, sino que ahora somos imprescindibles para que sigan latiendo. Depende de nosotras si las dejamos vivir o simplemente las dejamos…
Las dejamos y establecemos redes cooperativas para que las obras de arte hechas por mujeres, lesbianas, trans y otros cuerpos disidentes, se proximen a nuestra realidad antipatriarcal, anticapitalista, decolonial, ecologista….
Este año, FemArt presenta una muestra que quiere compartir visual y plásticamente la materialización de diversas relaciones eróticas y traumáticas, experiencias de amor-odio con las instituciones que nos atraviesan y que tan pronto nos seducen, como, de golpe, nos maltratan e ignoran. Una Muestra que recoge puntos de fuga que abren el espectro de lo instituido como visto y conocido“.